Hace una temporada decía que los estudiantes de Biología debían ponerse las pilas con el análisis de datos; eso que llamamos con cierto descuido «la estadística». Bueno, no sólo los estudiantes de Biología, pero los nombro primero por devoción a la profesión.
Ahora bien, para dedicarse a la biología en el mundo académico hay que investigar; y el idioma de la investigación es el inglés. Y eso no va a cambiar en breve. Así, lo mismo que para el análisis de datos, recomiendo no esperar a «ser biólogo» para mejorar el nivel y la confianza usando el idioma de Darwin y Wallace. Al fin y al cabo, eso de «ser biólogo» no se alcanza sólo aprobando los créditos requeridos. Es una profesión; su aprendizaje es un proceso continuo.
En esa línea va la entrada titulada «A supervisor’s lament» en el blog ConservationBytes.com, mantenido por Corey Bradshaw, ecólogo y biólogo de la conservación Down Under. Extraigo algunas partes de la misma, y recomiendo la lectura completa del original:
So to me, before the grounding in evolutionary theory, before the
nuances of cell division, and even before the knowledge that ecosystems
are fragile assemblages of millions of interconnected species, English
writing prowess is an absolute priority in scientific training. And
unfortunately, this skill has been slowly putrefying in the bowels of
our educational systems for decades.
Now, if you are a student reading this, do not despair; but for the love of all things beautiful in language and for the sake of unambiguous scientific interpretation, do something!
I fully contend that English, even before mathematics, is the
cornerstone of all good science. Without it, you will be mediocre at
best, unintelligible at worst.
Por otro lado, los biólogos que nacimos y crecimos con el español como lengua nativa, debemos además asegurarnos de usarlo también de la mejor manera posible. Sólo así tenemos la posibilidad de trasladar correctamente el significado de nuestro trabajo al resto de la sociedad.
PS. 2013.01.07 22:45: Incluso si la orientación profesional elegida -o encontrada- no requiere el uso habitual del inglés escrito, hay al menos otra buena razón para trabajar hasta sentirse cómodo leyéndolo: abrir el grifo de la descomunal cantidad de información de calidad disponible, tanto en las publicaciones originales como en los numerosos blogs de divulgación científica. Traducido llega muchísimo menos, y más tarde.