En estos tiempos no es fácil encontrar buena gestión del medio ambiente; menos en España. Por eso hay días en los que la ciencia da una tregua, y se publican cosas especialmente útiles en un contexto de ecología aplicada y conservación. O por lo menos me entero yo de que se publican, que esa es otra…

Dos ejemplos recientes, tocando un par de clásicos de los dogmas de fe ambientales: el reparto de colmenas por el monte, y los muladares como herramienta imprescindible de conservación. Incluyo debajo las referencias originales.

La duda que me queda, o la inquietud, es si no había ecología suficiente que nos hiciera pensar que la naturaleza contaba ya con polinizadores, y que las abejas domésticas podrían competir con esos polinizadores salvajes; o que echar carroña al campo en lugares fijos y predecibles favorece a los predadores generalistas, sacando a la calle en manifestación de protesta masiva a las presas, algunas de ellas en delicado estado de conservación.

Y me queda la inquietud porque esos trabajos, que en este caso pueden ayudar a tomar decisiones de gestión especificas, no siempre van a estar ahí. Porque habrá que tirar a menudo de conceptos más generales, y del principio de precaución en conservación.

Referencias:

• Garibaldi et al. 2013. Wild Pollinators Enhance Fruit Set of Crops Regardless of Honey Bee Abundance. Science. doi: 10.1126/science.1230200
• Cortés-Avizanda et al. 2012. Resource unpredictability promotes species diversity and coexistence in an avian scavenger guild: a field experiment. Ecology 93:2570–2579. doi: 10.1890/12-0221.1