El Cuarteto Maléfico y la conservación del urogallo

Por Mario Quevedo, en Cantabricus

Soy muy crítico con las líneas actuales en la conservación del urogallo; lo he dicho muchas, demasiadas veces. Y esa postura crítica supone que administraciones y consultores asociados ponen todos los palos que se les ocurren en las ruedas de una investigación ya de por sí poco gratificante. Pero ese es otro cantar, para otra ocasión. No es esta una entrada específicamente crítica, sino dirigida más bien a los que empiezan, o a los que no tienen todavía demasiados prejuicios.

Y arranca con unas declaraciones de la directora de la Fundación Biodiversidad acerca de actuaciones en un proyecto LIFE:

«… la complejidad técnica del proyecto porque se desconocen las causas del declive de la población, por lo que es necesario hacer un esfuerzo en varios frentes de actuación, incluida la cría en cautividad, que hasta ahora no se había realizado con el urogallo cantábrico»

Esa frase da para mucho; me quedo con aquello que comparto. Desconozco la causa del declive del urogallo; lo he dicho muchas veces antes. Y lo repito porque es importante: lo que no sabemos es lo que nos mueve a aprender.

Y cuando uno dice «no sé» en este contexto, es habitual oír aquella mezcla entre pregunta y afirmación, con cierto tono hiriente: «con toda la pasta invertida, ¿cómo es posible que no sepáis conservar urogallos?». Obviamente los que dependemos de fondos públicos para trabajar debemos explicar en qué los empleamos, ya sea investigación, docencia, etc. Pero sin confusiones: ¿Quién dijo que el conocimiento se compra con dinero?

Con dinero facilitamos la investigación, la educación, no compramos los resultados. Preguntadle a los chicos de la malaria cuanto llevan gastado, a las chicas del cáncer cuanto llevan gastado. Personalmente prefiero que sigan gastando. Y personalmente también prefiero que su investigación avance gracias a fondos públicos, relativamente independientes de presiones comerciales.

En cualquier caso, planteémonos un escenario con una especie en declive. ¿Por qué el declive, por qué en el año 2 de una población hay menos individuos que en el año 1?. Cuando las especies de interés tienen problemas o, mejor dicho, cuando nos damos cuenta de que los tienen, es útil empezar por distinguir la naturaleza de los problemas entre dos grandes categorías: amenazas deterministas y amenazas estocásticas, aunque no tiene por qué estar aisladas unas de otras [1,2].

Las amenazas deterministas son aquellas reducen el número de individuos de forma tangible, claramente identificables y combatibles. Determinista al fin y al cabo significa que si a 2 le añado 3 obtengo 5. El Cuarteto Maléfico de Jared Diamond [1]: Sobre-explotación, Destrucción de Hábitat y Fragmentación, Impacto de Especies Introducidas, Cadenas de Extinciones [3]. Estas serían en principio las principales causas de declive de las especies.

Por otro lado existen amenazas de naturaleza estocástica; las que predecimos y combatimos mal. Si a 2 le añado 3 obtengo 4.1. El mal fario, la mala suerte, España fubolera premundialista en cuartos de final. Y esas amenazas fruto del azar son especialmente importantes en las poblaciones pequeñas, es decir, tras producirse el declive.

La mala suerte, aleatoria ella, puede venir del ambiente: una tormenta excepcional tumba los últimos 10 árboles donde nidificaba el pícido C; o de la demografía: a pesar de que el oso D suele producir tantas crías hembra como machos, ese año malo salieron sobre todo machos, reduciendo la población reproductora futura. O puede venir también de la naturaleza probabilista de la genética, del reparto de alelos entre los descendientes: si la probabilidad de heredar la disposición de contraer una enfermedad es del 25%, ¿por qué carajo me fue a tocar a mí?. Por herencia y mala suerte.

La mala suerte importa en las poblaciones pequeñas. En las poblaciones grandes la mala suerte afecta a los individuos, claro, pero se diluye en el conjunto de la población.

Volviendo a los urogallos cantábricos como ejemplo: es conceptualmente posible que la caza excesiva haya retirado de la población demasiados genes de los mejores machos, dificultando la reproducción futura. Es también conceptualmente posible que el declive actual, mortalidad superior a natalidad, sea consecuencia de una «deuda de extinción» [4]; es decir, consecuencia de la deforestación pasada. Es conceptualmente posible que la configuración del hábitat restante tenga efectos aditivos e indirectos sobre otras causas, como la sobre-explotación [5].

Pero no lo sabemos. Son hipótesis de trabajo con fundamentos teóricos (al contrario por ejemplo que el exceso de depredadores, que carece de ellos). Y, no nos engañemos, no son fáciles de aclarar. No se siquiera si será posible, y menos si recortes, corrupción y palos en las ruedas siguen actuando como causas deterministas.

La afirmación de la directora de la Fundación Biodiversidad me parece de lo más honesto oído desde la administración en los últimos años. Lo contrario, eso de «las causas de declive del urogallo cantábrico son los ciervos, los jabalís, el cambio climático, la falta de comida, las martas, los azores, las vacas, tu y yo, y la madre que nos parió» es lo mismo que decir «no tengo ni idea», pero mucho más largo y engañoso. Es convertir el Cuarteto Maléfico en el Equipo de Rugby Maléfico.

Y no aporta información. Es inútil.

Notas y referencias (creo que Google encuentra pdfs de todas):
[1] Caughley G. 1994. Directions in conservation biology. Journal of Animal Ecology 63

[2] Hedrick PW, Lacy RC, Allendorf FW, Soule ME. 1996. Directions in Conservation Biology: Comments on Caughley. Conservation Biology 10, DOI: 10.1046/j.1523-1739.1996.10051312.x

[3] Se refiere a las extinciones o declives producidos por la pérdida de interacciones. Imaginad por ejemplo que se extingue la polilla A, principal polinizador de la planta B; ¿quién poliniza las flores de B, asegurando así la reproducción?. Se usa también el término «extinciones secundarias».

[4] Dullinger S, Essl F, Rabitsch W, Erb K-H, Gingrich S, Haberl H, Hülber K, Jarošík V, Krausmann F, Kühn I, et al. 2013. Europe’s other debt crisis caused by the long legacy of future extinctions. PNAS, DOI: 10.1073/pnas.1216303110

[5] Quevedo M, Bañuelos MJ, Obeso JR. 2006. The decline of Cantabrian capercaillie: How much does habitat configuration matter? Biological Conservation 127, DOI: 10.1016/j.biocon.2005.07.019

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