Por Mario Quevedo, en Cantabricus
La verdad es que últimamente me empiezo a preocupar por lo poco que sé de animales, en comparación con el ciudadano español medio. Los osos, por ejemplo. No se mucho; y buena parte de ese poco lo he ido aprendiendo desde finales de los 90, sin esfuerzo, osmóticamente, por la cercanía de Alberto Fernández y Javier Naves. Aprovecho para agradecérselo y reivindicarles1. Su dedicación y profundidad de conocimiento sobre la ciencia disponible en cuanto a osos y otros carnívoros es excepcional en este país.
En estas, entra Molina, Molinera. Una osina, ni más ni menos, accidentada en esas cabeceras del occidente de la Cordillera Cantábrica, dónde uno tiene la sensación de que todavía queda naturaleza. Soy parcial, claro, hay naturaleza en muchos más sitios. La información que me llega sobre el caso la obtengo de los biólogos mencionados anteriormente, preguntándoles directamente por haber sido consultados por los gestores. Y me explicaron su opinión, los antecedentes, y las posibilidades que ellos contemplan. No tengo mucho más; se me ocurren cosas, claro, pero sin la consistencia necesaria (como biólogo).
«Cita»
PS yyyy.mm.dd: bla bla
Notas y referencias:
[1] No quiere esto decir que no discutamos, que no discrepemos. Lo uno no debería implicar lo otro.
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