A estas alturas, la noticia sobre el oso muerto de un tiro a la puerta de Muniellos no sorprenderá a nadie.
Quizás menos intuitivo sea considerar que las administraciones (regionales y locales) parecen olvidar el estatus de la población de osos cantábricos, paseándolos en las ferias de «turismo activo», buscando «desarrollo» a través de un recurso que no poseen, no generan, no controlan.
Parecen olvidarse – o nos olvidamos todos quizás – de que existe un Plan de Recuperación; un mandato legal vigente que debe ser cumplido, o modificado si alguien tiene el valor normativo utilizado frecuentemente en verborreas anti-científicas. Entiendo que el Plan merece una lectura completa por parte de todos aquellos implicados e interesados en administrar o conservar; no es un texto largo. Se puede empezar por ejemplo por los objetivos; el primero de ellos dice:
Evitar la mortalidad de la especie por causas imputables a la acción del hombre.
Las causas «imputables a la acción del hombre» seguirán recordando su existencia de vez en cuando. Habría que minimizarlas, en lugar de pasar corriendo…