Mario Quevedo, en Cantabricus
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Precisamente ayer comentaba con amigos que no saco fuerza últimamente para escribir aquí, por las razones que sean. Los amigos rápidamente ilustraron, como no puede ser de otra forma, cuan preocupante les parecía el hecho, procesando otro frito de bacalao, y mencionando la suave textura del rebozo.
Sin embargo, nada como un discurso del Presidente del Gobierno de Asturias en la Universidad de Oviedo, en la que trabajo, para darme cancha. No se debe esperar gran cosa de estos discursos, pienso yo, más allá del tono de mitín campañero permanente, y los lugares comunes, ajustando cuentas con el mundo. Por eso me pasan siempre desapercibidos. Pero hoy les leo a mis vecinos de Geotrupes – gentes bravas donde las haya, que defender la naturaleza y la ciencia en Asturias es deporte extremo – que el Presidente del gobierno regional reutilizó en la Universidad un clásico en su repertorio: «la elección de cuánta naturaleza proteger es una decisión política, no científica». Y enlaza Geotrupes a la prensa, que al parecer informa sobre el discurso.
Política de nivel, Yes we can. Creo que están a punto de sustituir aquellas citas de Luther King soñando por estas de Javier Fernández.
Dos aspectos me llaman especialmente la atención. Por un lado, que alguien de tal responsabilidad utilice el tiempo que le asignan en público para proferir obviedades sin recorrido. Por otro, que el Presidente y sus asesores decidan usar el estrado de la Universidad para cagarse en la ciencia. Que ya lo hacen desde hace mucho, omitiendo por ejemplo un plan regional de investigación y convocatorias asociadas de ciencia básica, es conocido. Pero ahora aprietan el acelerador. Pensándolo mejor, prescindo del plural; un Presidente tendrá quién le escriba los discursos, pero si los lee, son suyos.
Ilustro en cualquier caso la obviedad, solicitando del Presidente más coraje. Le propongo que la próxima vez diga algo así como:
la decisión de lo que se previene médicamente es política, no científica
Porque eso también es una obviedad, y es actualidad (no noticia) en Asturies. Presa de un imán en mi frigorífico descansa un papel recibido en la penúltima visita al pediatra de la Sanidad Pública (profesional al que agradezco su labor y su talante; los guajes van hasta contentos a por las vacunas). Dicho papel enuncia:
Información para las familias sobre la vacuna contra la MENINGITIS B
Las mayúsculas vienen en el original, que cuenta que dicha meningitis es
enfermedad infecciosa muy poco frecuente pero muy grave, que produce secuelas importantes y una mortalidad que ronda el 10% (fallece 1 de cada 10 afectados)… Aunque nadie está libre de resultar infectado por el germen, la enfermedad principalmente afecta a niños pequeños y adolescentes, por lo demás sanos.
Hay mas información en el documento; está bien explicado, incluso cuando informa sobre el precio que tiene la vacuna en cuestión, no financiada por el Sistema Nacional de Salud.
El precio de venta al público es de 106,15 € por dosis. Por lo tanto, la vacunación completa de un lactante que inicie la vacunación en el primer semestre de su vida (4 dosis) supondrá 426,60 € en total.
Varias posibles lecturas. Una es que el ejecutivo astur no tiene potestad para incluir esa vacuna en su programa de vacunación. Tal supuesto restaría kilos de determinismo a la política de Fernández, tan potente ante el micrófono de la Universidad, ilustrando que no manda tanto y controla menos de lo que pregona. Otra posible lectura no la despliego, por obvia.