Yo estudié en la pública

Si. Y eso no me confiere superioridad moral alguna. Fue sólo consecuencia de una decisión familiar.

Mirando hacia atrás, considero que esa decisión fue acertada. Y es la misma que estamos tomando ahora en mi casa, con los reclutas (en sentido demográfico).

Mirando hacia los lados, haber estudiado en la pública no me confiere tampoco superioridad intelectual; en mi entorno, familia y amigos hay de todo, y no veo yo que «los de privada» cojeen más.

Tampoco he percibido nunca inferioridad alguna; como mucho, aquello de no participar tanto en determinados entornos sociales proclives al tráfico de influencias. Perdón, networking.

Esto, como muchas otras cosas, no es cuestión de superior o inferior. Es cuestión de que los ciudadanos de un país tengan control sobre la educación que reciben, y la calidad de la misma. Es cuestión de saber y decidir, lo más colectivamente posible, qué es importante aprender, y cómo.

Y es cuestión de que una parte significativa de los impuestos recaudados sirvan para asegurar que todo el que lo desee tenga acceso a toda la calidad posible. Porque así ganamos todos, encontrándonos con ciudadanos mejor preparados en todos los ámbitos.

Por eso hoy estoy en huelga. Y estoy en huelga porque la educación no puede ser un frontón en el que se froten los egos y las ideologías, una legislatura tras otra. Ya va siendo hora de dejar de usar los colegios para imponer agendas, o burocracias rampantes. Hora de tener una educación pública, básica, común.

Común, si. Y luego que cada uno, en la privacidad de su camarote, hable en lo que quiera, y se encomiende a las fuerzas sobrenaturales que crea conveniente.

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