Lo encontraron ayer, con una herida fea, en un «espacio protegido» de esos, llamado Fuentes Carrionas.
Palmó hoy, a pesar de los intentos de los implicados. No sé quienes, ni cómo, ni dónde intentaron evitarlo, pero se lo agradezco. Hay no obstante una foto, compartida por la Asociación de Naturalistas Palentinos en su perfil FB, que cuenta mucho. Me permito la licencia de incluirla debajo.
Cuenta la imagen lo que no hay. No hay seguridad. No hay protocolos. No hay centros de recuperación funcionales, con veterinarios permanentes, bien formados y pagados.
Sólo hay la mierda de la conservación sonriente; marketing y cantos de victoria, sin que el partido haya comenzado siquiera.
A mí la foto también me produce una sensación lamentable y deprimente. Esto sucede teniendo en cuenta los millones de euros que se han invertido en los últimos años en la conservación del oso pardo en la Cordillera Cantábrica. ¿Dónde va realmente todo ese dinero?, y más importante, ¿para que ha servido?